Christina Scull & Wayne G. Hammond, ‘El Señor Bliss’
Artículo escrito por Christina Scull & Wayne G. Hammond
Un cuento extravagante
El señor Bliss es el libro más excéntrico de Tolkien. El personaje que da nombre al relato vive en una casa muy alta, lleva altísimos sombreros y tiene un altísima mascota llamada Jirafanejo, una criatura híbrida con orejas, patas y cola de conejo, largo cuello de jirafa además de una piel de gabardina.
Un día, sin pensárselo dos veces, toma la caprichosa decisión de comprarse un coche de color amarillo brillante con ruedas rojas, no sin antes guardar su bicicleta sin pedales (porque “sólo viajaba colina abajo”) por si acaso. Y, mientras sale con su nuevo coche para visitar a la familia Dorkins, en el primer cruce se estrella con el Sr. Day, destrozando su carretilla de coles. Poco después, en el segundo cruce, choca con la Sra. Knight y su carro de plátanos tirado por un burro.
No pasa mucho tiempo hasta que tres «fieros» osos, Archie, Teddy y Bruno se unen al Sr. Bliss, al Sr. Day y la Sra. Knight y, todos juntos en el coche, se estampan contra la familia Dorkins, que plácidamente hacía una comida-campestre. Como era de esperar, las desgracias continúan, los osos arrasan el huerto de los Dorkins y escapan hacia un oscuro bosque, seguidos por los otros personajes.
Asustado, el Sr. Bliss, vuelve a su casa aunque el Sr. Day , la Sra. Knight, los Dorkins, los osos, y el vendedor de coches, a quien no había pagado, irán tras él. Todos ellos exigen del Sr. Bliss que les entregue dinero, a cambio de los destrozos que ha causado. Entonces decide satisfacer sus peticiones, paga sus deudas, regala el coche de la discordia al Sr. Day, y en su lugar, opta por conducir un carro tirado por un burro.
Los críticos han comparado este extraño cuento y sus numerosas incursiones en el absurdo, con las historietas de Beatriz Potter, con El viento en los sauces de Kenneth Grahame, en lo que se refiere a sus aspectos artísticos, a los dibujos cómicos del poeta del absurdo Edward Lear. [Usted encontrará enlaces sobre estos y otros textos en esta sección.] De hecho, El señor Bliss desafía toda clasificación y constituye un ejemplo más de la considerable originalidad de Tolkien como autor.
Tanto es así que, incluso dentro de la obra tolkienana, El señor Bliss es único hasta en su formato, diseñado no sólo como una historia con ilustraciones, sino como un libro de dibujos en el cual las palabras y el arte se apoyan mutuamente. Así, Tolkien escribió su texto, hermosamente caligrafiado, y realizó sus dibujos en grandes hojas de papel, que posteriormente doblaba en forma de un libro con cubiertas de colores. En lo referente a la parte artística, gustaba de empezar con lápiz o tinta negra, para después embellecer sus ilustraciones con una amplía gama de lápices o tintas de colores.
Una obra de fecha dudosa
Según Christopher el hijo más joven de nuestro autor, la versión final del manuscrito de Tolkien parece datar de los años 1930. Además, de acuerdo con el biógrafo Humphrey Carpenter, la historia se le ocurrió a Tolkien tras comprar un coche en 1932, con los contratiempos que ello le acarreó. Sin embargo también se dice que Michael, el segundo hijo, anotó la narración del cuento en un diario que tenía en el verano 1928 (hoy en día dicho diario permanece desaparecido). Por otro lado, Joan, la esposa de Michael afirmó que El señor Bliss no se inspiraba de las experiencias del propio Tolkien, sino en un cochecito de juguete que había pertenecido a Christopher y por el que tenía mucho cariño (aunque Christopher no lo recuerda). Además, Joan Tolkien añade que los tres osos se basaron en los ositos de trapo de los hijos de Tolkien.
Ciertamente, el coche que aparece en las ilustraciones realizadas por Tolkien parece de juguete. Archie, Teddy y Bruno también están dibujados como juguetes: se ven sus costuras, sus ojos son de cristal, sus patas desarticuladas. Contrastando con esto, los interiores, las escenas de calle y los paisajes están reflejados con mayor realismo.
El mundo que nos presenta la narración contiene pueblecitos, colinas, jardines tapiados y hasta tabernas de madera como las que aparecen en la Inglaterra rural. Por otro lado, y como siempre ocurre en la obra ilustrada de Tolkien, los árboles están dibujados con mucha sensibilidad. Además sus dibujos del bosque de los osos recuerdan a los que hizo del Bosque Negro, y al dibujo de tapa de El Hobbit, realizados entre principios y mediados de los años 30.
Historia de la publicación
Cualquiera que sea su fecha de origen, el manuscrito de El señor Bliss existía ya a finales de 1936, cuando Tolkien lo presentó a sus editores, George Allen & Unwin, como el posible sucesor de El Hobbit. El gerente de producción de la editorial, C.A. Furth, pensó que El señor Bliss estaba en la misma línea de Alicia en el País de las Maravillas, pero calificó como prohibitivo el coste de reproducir sus delicados, profusamente coloreados dibujos, sobretodo si el libro pretendía venderse a un precio razonable.
Aunque Tolkien se ofreció a hacer sus dibujos menos elaborados y por lo tanto más baratos de imprimir, dudaba ante la necesidad de usar sólo tres colores más el negro, como le habían aconsejado en Allen & Unwin. No estaba completamente convencido y sentía que no tenía suficiente talento para intentarlo: así, le dijo a C.A. Furth que las ilustraciones demostraban principalmente que el autor del libro ¡no sabía dibujar! En realidad, Tolkien sí tenía la capacidad de rehacer sus dibujos, pero no el tiempo, puesto que sus deberes en Oxford durante la Segunda Guerra Mundial, así como otros proyectos, requerían su atención.
A finales del año 1964, El señor Bliss llamó la atención del erudito norteamericano Clyde S. Kilby, quien propuso su publicación. Tolkien estaba dispuesto a considerarlo, dependiendo, claro está del método utilizado de impresión y de las condiciones ofrecidas. No había olvidado las dificultades que habían impedido la publicación por parte de Allen & Uwin, y, como siempre, seguía manteniendo unos estándares muy altos en lo tocante a la reproducción de sus obras. Pero no había vuelto a mirar el manuscrito de El señor Bliss desde 1957, fecha en la que había sido vendido a la universidad Marquette de Milwaukee en Winsconsin, (USA), y no estaba muy seguro de su calidad. Cuando a Allen & Unwin se les propusieron otras alternativas para publicar el libro, se obtuvieron fotostatos de Marquette y Tolkien, junto a sus editores, decidió que su caligrafía en el manuscrito no estaba lo suficientemente clara para leerse bien. Sin embargo la substitución del manuscrito original por un texto mecanografiado hubiera disminuido en gran medida el encanto del libro. De todos modos, el coste de imprimirlo era todavía excesivo y por aquel entonces El señor Bliss se había convertido, a los ojos de Tolkien en algo personal que no quería publicar en vida.
Al final de los años sesenta, los avances tecnológicos en el campo de la de impresión habían llegado a un punto en el que hubiera sido perfectamente posible realizar una buena edición facsímil de El señor Bliss. Pero la voluntad de Tolkien fue respectada y el libro no se publicó hasta 1982, nueve años después de su muerte. Finalmente el libro fue publicado, con el manuscrito y los dibujos originales de Tolkien, pero con las transcripciones mecanografiadas en las páginas contiguas.
El señor Bliss fue publicado en español por ediciones Minotauro, en 1984.